sábado, febrero 28

Eso es todo, Owen!

Clementina:
La odio y no me importa que a
usted no le importe. Mi odio es gratuito
y absoluto; y es de cien días por cada
segundo de anoche. Y no me impor-
ta que me crea usted loco, y que
ésto sea ridículo y que haga
esfuerzos por reírse leyéndolo.
Y no necesito ya nada de usted que
ser usted el objeto, la cosa, el blan-
co negro de mi odio. Y este odio
me salva y me llena y me basta
y sólo sería mayor mi alegría
si la supiera a usted más mi-
serable que yo mismo

Gilberto

miércoles, febrero 25

Diferencia incuestionable

Los hombres no salen a la calle esperando toparse al amor de sus vidas por las banquetas. Las mujeres, irremediablemente, sí.

sábado, febrero 21

Concatenación (o una sucesión de eventos previsiblemente miserables)

Ya lo sé, lo sospechaba de antemano que a mis amables lectores les vale un carajo que yo quiera hacerme la intelectual. Entiendo que no les importe mi estúpido interés por la composición del erotismo en la poética gay-homosetsual (gracias Gaby) y que les valen madres mis acercamientos a la poesía. Les agradezco el demostrármelo de una manera tan clara.

Pues bien, siempre tengo alguna pendejada que contar y esta semana no fue la excepción.
1. Aprecio mucho mi sueño, de verdad que sí. Y más ahora que mis horas de descanso se ven coartadas por los horarios negreros del colegio (je). El jueves estaba durmiendo profundamente alrededor de las 4 a.m. Era un jueves normal, aún me faltaba un día de trabajo así que yo disfrutaba sueño. Me despertó un ruido, fue mi celular. Tenia dos mensajes recibidos de un número (aparentemente de Se-la-haya). Los mensajes eran una "disculpa por lo que hice y ocasioné en ti". Anda -pensé yo- hay taaaantas personas que han ocasionado cosas en mí que estaba muy cabrón saber quien era el remitente. Por otro lado, su manera de escribir, el tópico y la hora sólo conducían a una persona: el Adrián.
¿Qué pedoooo? ya sé, todo mundo me dice que yo tengo la desdichada capacidad de resucitar muertos (amores de tiempos pasados) pero Adrián es demasiado paquete. No sé, medio me aburrió. Le contesté que no sabia quien era -fingí un poco, lo reconozco- porque mucha gente había ocasionado cosas en mí (je, perrilla como siempre) pero que ya lo pasado pasado y que yo no tenia pedos. Me despedí mandando un beso. TÓMALA.
2. Ayer fue cumples de mi prima madre y salimos a festejar después de cortar un pastel de zanahoria que le hice para ahorrarme el regalo. Fuimos a un barecito bien padre del centro y mi primo y yo comenzamos a platicar de la idea de rentar un piso para irnos a vivir los dos. En eso andábamos, caminando por una placita, yo bien emocionada imaginándome los revensss que organizariamos en el depa de solteros y en eso escucho una vocecita gritando detrás de mio: miss Ale, miss Ale! Sí, era uno de mis alumnos que estaba cenando con su familia en la cafetería que está al lado del bar. Me puse bien nerviosa, creo que tartamudee y me metí al bar después de despedirme de él. Ahora sus papás sabrán que soy alcohólica. Espero que no lo comenten con el direptors.
3. El miércoles vi a un wey bien chido en el camión hacia la central de Guanajuato. Casualmente abordó el mismo camión que me trajo de regreso a mi rancho. Era un tipo simple, de lentes discretos, cara armónica, alto, flacucho, con La estructura ósea. Me gustó que no tenia prisa, caminaba mirando todo lentamente. Sentado en el camión no se movía. Tal vez estaba pacheco. Se bajó antes de llegar a la central, por la Pradera.
Ayer en el festejo de Carmencha compramos una botella de Absolut. Estábamos bailando arriba de los sillones del Vöhn, donde a mi prima se le rompió un tacón (je). Entonces sucedió. El tipo del camión estaba ahí, con esos ojos de misericordia siempre lejos del pecado. Lo amé oficialmente cuando vi que traía la misma ropa del día en que lo conocí. Yo estaba tan borracha que le mandé una servilleta diciéndole que lo había conocido en el camión gto-irap y que si él quería conocerme me mandara un mensaje. Hoy, a la 1.49 p.m. recibí el primer mensaje del amor de mi vida. (Tranquis, todos los weyes que me gustan, potencialmente, son los amores de mi vida).

miércoles, febrero 18

Para un solo cuerpo, dieciséis poemas.

“Hay, en el paso de la actitud normal al deseo, una fascinación fundamental por la muerte”[1] afirma Bataille y de esta forma relaciona el erotismo de los cuerpos con el erotismo de los corazones, donde aparece la pasión.
“Salvador” es el título del primer poema que Cernuda escribe para un cuerpo. Cabe preguntarse de qué manera está empleada la palabra, si como nombre o como adjetivo, tal vez como los dos. Se supone que Salvador es un joven culturista con el cual Cernuda sostiene una relación amorosa en 1951.[2] “…la violencia/ de no ser uno en ti, aquiétala”[3] es la súplica del poeta. El ámbito del erotismo es fundamentalmente un terreno de violencia, por lo tanto, de violación. Siguiendo a Bataille, lo más violento para nosotros es la muerte. Entonces el erotismo implica un sacrificio, un sufrimiento que inevitablemente conduce a la expiración. El fin que persigue el acercamiento erótico es el de alcanzar lo más íntimo, hasta la enervación (desolación del ser) donde existen el sacrificador (activo) y la victima (pasivo). Esta última es totalmente disuelta como ser durante el encuentro erótico pero esto sólo servirá de preparación para la fusión extrema que representa la disolución de ambos seres, la destrucción de las cualidades que hacen individuales a cada una de las partes que participan. De esta manera es que se vuelve al mítico inicio, a las dos partes de una sola criatura. “Desnudo ya de cuerpo tan amigo/ que contigo uno era.”[4]
La pasión inicia implantando desavenencia y perturbación. Más que ser una felicidad que se puede disfrutarse, es tan intensa que sólo es equiparable con su paradójico, el sufrimiento. “…condénale, / para que a su deseo/ suceda otro tormento.”[5] El poeta apasionado ya no encuentra freno para su sentimiento y la posesión del ser amado no significa muerte, sino todo lo contrario, aunque la muerte se encuentra en la búsqueda desenfrenada de esa posesión. El amante apasionado cree que únicamente el ser amado puede, en este mundo, realzar lo que los límites humanos restringen: la fusión total de dos seres distintos.
“Sálvale o condénale, / pero así no le dejes/ seguir vivo, y perderte.”[6] Un círculo de muerte es lo que trae la pasión consigo, no es la muerte propiamente dicha sino el deseo de matar o de suicidarse. “Donde el amor y el odio brotan juntos, animando el vivir. Y yo no quiero/ vida en la cual tú ya no tengas parte…”[7]
[1] Georges, Bataille, El erotismo, 4ta edición, España, Ensayo Tusquets editores, 2005, p.23.
[2] Cernuda, op. cit, p. 238. (Esta es una consideración que hace Manuel Cifo González dentro de esta antología poética comentada)
[3] Luis, Cernuda, Antología, edición de José Maria Capote, 8va edición, España, Cátedra Letras Hispánicas, 1997, p.297.
[4] Ibid., p. 298.
[5] Idem.
[6] Idem.
[7] Ibid., p. 305.

intento

Tengo a Ch
muy dentro
adentro adentro
no quiero
dejarlo salir
dejarlo escapar
escucho sus gritos
sus voces, sus pasos
miro sus ojos
los ojos
camino, lo encierro
pasado, pasado es
un bloque, está completo
está entero
y no lo puedo fragmentar.

viernes, febrero 13

PreSanValentín


Hoy festejaron el día del amor y la amistad en el colegio. Pensé que seria una pesadilla porque, además de que regresaba mi Miss y tendría mucho trabajo, me imaginé a los niños chingándome con preguntas acerca de mi estado civil.

La mayoría todavía no entiende que no estoy casada. No sé si me veo muy ruca o qué pero todos me preguntan que si tengo marido e hijos. Después me interrogan para saber si tengo novio. Siempre me queda un nudo en la garganta cuando les quiero responder que gran parte de la población masculina me parece bastante pendeja y pelele.

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Resulta que todos mis alumnos me llenaron de regalos: galletas, dulces, paletas, globos, cartitas. Pero el mejor -como siempre- fue mi Alex: me regaló un dinosaurio de peluche, tiernísimo. A mí me purgan los peluches pero éste me encantó.

Salí sólo un rato a recreo (cuando terminé de limpiar y acomodar el closet) y estaba un torbellino de escuincles eufóricos. Me senté con unas niñas del salón y todos los niños llegaron a decirme que querían ser mis esclavos. (Y yo pensé: netaaaa? no, ya no quiero jugar a eso, me aburren los que hacen TODO lo que yo quiero.) Después llegaron las morritas con un tipo de prepa que habían "rentado" a pedirme que me casara, en la kermesse, con él. Dicho sujeto era un sueño! Claro que me hubiera casado con él.

-No, no puedo casarme con alumnos-

-No soy alumno, soy maestro- risita nerviosa.

Of course, yo no le creí, era un lepe (al menos lucia como uno!)

-Tengo muchos más años que tú-

-¿cuántos tienes?- le preguntaron las niñas.

-18- dijo él.

-ya ven! tengo miles más que él!-

-¿cuántos?-

-4 más.-

-No es mucho!- me dijo.

Yo, seguramente, me volví totalmente roja. Él me sonrió mientras las niñas lo alejaban, tirándolo por los brazos para seguir buscándole una esposa.

Regresé al salón con los niños, pensando en que aburrida es la política del colegio - y de la vida- que me impide casarme con alumnos encantadores.

Antes del timbre de salida, el prefecto tocó la puerta de mi salón. Era un sobre para mí. Pensé que era mi sueldo y amé al mundo entero por semejante regalo. Pero no! Era una cartita. Todo es extraño pero sí, ahora tengo un valentín.

miércoles, febrero 11

Martes de mercado








Arriba, abajo, al centro y pa´dentro. Ésta es mi cuba y se toma en florero y no es un vicio lo dejo cuando quiero, si toma no maneje yo por eso no manejo!

domingo, febrero 8

Obituario

Siempre supe que mi muerte seria muy estúpida. Sin nada de clase, sin elementos interesantes, ni detalles memorables. Toda mi vida apuntaba para eso, se desarrolló de una manera tan firmemente ridícula que no dejaba lugar a dudas, su final seria la culminación de una sucesión de acontecimientos desgraciados. Sabia que poca gente se entristecería por mi deceso: mis padres, algunos buenos amigos y mi perra, sin duda.
Era una tarde de martes cuando me metí a bañar por última vez. El baño de mi casa, siempre blanco e impecable, estaba particularmente acogedor. Desde que tenia cinco años no llenamos la tina, siempre tomamos duchas rápidas para "ahorrar agua". Pero ese día el ambiente me envolvió de una manera tal que no pude resistir la tentación de tomarme un largo baño de burbujas. Todo parecía perfecto, entonces debí haber sospechado que algo andaba mal.
Abrí la llave del grifo y empecé a desvestirme empezando por los calcetines (como era mi costumbre). El agua comenzó a salir templada, un detalle extraño en aquel baño helado de la planta superior de mi casa.
En cuanto puse la punta del pie en la tina sentí una especie de calambre en toda la pierna derecha. Ya no pude sostenerme. Resbalé por el agua jabonosa y al caer golpee mi cabeza contra el borde de la tina a punto de llenarse. Mi cuerpo inconsciente -aún con vida- se sumergió entre las burbujas que formó el jabón con esencia de vainilla. El líquido incoloro de la tina se fue pintando poco a poco de rojo conforme yo comenzaba a desteñirme.
Nadie estaba en casa, nadie escuchó mi último grito que más que de miedo parecía de sorpresa.
Permanecí bajo el agua el tiempo suficiente para que mis pulmones se inundaran con ella, al igual que gran parte del piso. Mi hermano me encontró dos horas después del suceso. Debió ser un sentimiento extraño para él encontrarme encuerada, mojada y muerta. Ni por un segundo se imaginó que yo me hubiera suicidado, me conocía bastante para entender que sentía pavor cuando tenia que terminar con algo (como mis relaciones sentimentales, por mal ejemplo).
Tal como lo pensé, madre y padre quedaron destrozados después de mi muerte. Miranda dejó de comer por dos días completos y se empeñó en quedarse al pie de mi ataúd. Mi hermano se volvió adicto al valium. Mis amigos nunca dejaron de llevar flores a mi tumba. Pero algo me extraño: la misma noche de mi muerte, después de terminar la llamada que te avisaba del fatal suceso tú rompiste en un llanto eterno e inconsolable. Y desee más que nunca estar viva sólo para consolarte.

viernes, febrero 6

días miserables

Hoy que sonó el despertador de mi celular, me emputé. Estaba en la jo-di-dí-si-ma idea de que era sábado (hago una pausa para que todos se burlen de mí). He tenido una semana difícil y, al parecer, aún no acaba.
El lunes inicia la semana cultural del colegio y yo estoy pisando la rayita que todavía me separa de la locura. Papel américa, pritt, la espada en la piedra, rojo, candelabros, sillones, azul, mis estrellas, Merlín, tijeras, súbete a la silla, plateados, papás, globo terráqueo, ¿dónde está Europa?, llanto, mesa redonda, gritos, sombrerazos, rayadas de madre, mi castillo, tu palo, cálculo mental, Limas. Esto es como vivir en BIG BROTHER!
Como si esto fuera poco, me enteré el único hombre con el que, potencialmente podria compartir el resto de mis miseros dias está comprometido. No hice más preguntas pues (más o menos) recordé un verso que leí en el especial de poesía tierra adentro: mientras voy jugando al teléfono descompuesto con la gente que va saliendo de mi vida, me quedo con la mitad de lo que dicen y no vuelvo a preguntar.
Quiero un poco de vacaciones y un San Valentin! muaaaaaaaak!
pd. el martes subo fotos de mis escuinclos hermosos.