lunes, octubre 13

El Santo como super héroe

Hace unas semanas, en clase de didáctica, mi mejor amiga exponía acerca de la influencia de los estereotipos nacionales en las películas que se exportan y como éstos influyen en la percepción que las sociedades receptoras adquieren de una nación a partir de ellos.
Cuando preguntó si en México teníamos un super héroe - al estilo de Rambo o Spiderman- yo casi grité al contestar: "El Santo".
Y sí, toda mi vida pensé que si algo malo pasaba era El Santo quien nos salvaría. Porque aceptémoslo, a nosotros no nos atacarían los extraterrestres o nos veríamos envueltos en un conflicto bélico. Lo que a los mexicanos nos da verdadero miedo son las apariciones de las Momias malignas, -sobre todo en Guanajuato- los ataques de las Mujeres vampiro, -de brevísimas cinturas- o que el Hombre lobo se aparezca por esos días en el Cervantino. (Bueno, también debo aclarar que ya sentimos un poco de pánico por los Zetas, La familia y toda clase de organización ilícita vinculada con el tráfico de drogas o armas.)

Anoche me encontré con una verdadera sorpresa pues, aunque ya sabía que El Santo y sus aventuras se convertirían en serie animada, aún no conocía ninguno de sus capítulos. Fue en Cartoon Network donde vi uno de los cinco episodios de la temporada titulada "Santo contra los clones". El capítulo, con duración de dos minutos, narra de manera ágil como el Dr. Clon logra clonar a El Santo con ayuda de sus secuaces, ¿quiénes más? los clones del Hombre Lobo, Drácula, Mujeres Vampiro, Momias y Frankestein. Por supuesto, al final del día El Santo termina salvando a la humanidad.

"Santo contra Santo" es el nombre del capítulo donde se mezclan, homogéneamente, el esencia del Santo y el caos mundial. El tema de la (malvada) clonación mediado por los personajes típicos del imaginario mexicano. La obsesión del Dr. Clon por apoderarse del universo partiendo de la ciudad más grande del mundo: Chilangolandia.
Serie afortunada, donde se nota a leguas la mano gringa, con pocos diálogos pero mucha acción que refreja la complicada adaptación del enmascarado de plata a un mundo que ya no le toco vivir.

viernes, octubre 10

Verdadero hallazgo

Era justo lo que pensaba hacer, fingir que no existes, creer que no te veo.
Esperar paciente -lo que nunca he hecho- hasta que todas tus dudas se aclaren.
Y de pronto leemos a los del 27...

No te busco
porque sé que es imposible
encontrarte así, buscándote.

Dejarte. Te dejaré
como olvidada
y pensando en otras cosas
para no pensar en ti,
pero pensándote a ti
en ellas, disimulada.
Frases simples por los labios:
"Mañana tengo que hacer..."
"Eso sí, mejor sería..."
Distracción. ¡Que fácil todo,
qué sencillo todo ya, tú
olvidada!

Y entonces
de pronto-¿por cuál será
de los puntos cardinales?
-te entregarás, disfrazada
de sorpresa, con ese traje tejido
de repentes, de improvisos,
puesto para sorprenderme,
que yo mismo te inventé.

Pedro Salinas