miércoles, abril 29

un poco de certezas en la mano derecha

Antes creía que hablando de ti, contando una y otra vez todas tus anécdotas, lograría entenderte.
Ahora, aunque no creo haberte entendido jamás, mi boca ya no me alcanza para repetir tu nombre.
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Estuve rogando porque se suspendieran las clases antes de tener que presentar mi proyecto para seminario de literatura mexicana: mi deseo se cumplió y mi casa se llenó de amor.
Planeamos la fiesta de la influenza. Ale y yo sólo queríamos salir corriendo a comprar comida y alcohol.
Fue una tremenda fiesta con vodka, sólo mis mejores estaban ahí. Juana, Ale, Nut, Ed, Andi. Todos muy borrachos y muy pachecos (Nut casi muere por andar atizándole). Terminamos tarde, yo ya traía el foco muy fundido.
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Cuando desperté la casa seguía llena. Nut y yo en mi cuarto, Lucy y Uge en el suyo, Pollo en la camita que le hice en el pasillo y Ale en la cama de pollo. Todavía cotorreamos toda la mañana. Nut y yo fuimos a comer al santo. Andábamos muy insolentes por las calles, entre compartiendo saliva e ignorando los cubrebocas. Después de comer fuimos a la presa, caminamos toda la tarde mientras le contaba toda mi vida. Descubrí que es un sujeto maravilloso y recordé mi plática mañanera con Pollo y Ale.
Pollo decía que todos nos convertiríamos en zombies y que él tendría que matarnos. En realidad parecía un poco asustado. Ale y yo coincidíamos en que la vida no es más que una carrera hacia la muerte y que la cercanía de ésta no debería incomodarnos. Lo único que yo creía verdaderamente cierto es que este seria un gran momento para morir, justo cuando siento que la vida ya no me debe nada.

martes, abril 28

cero cursi

sos el paisaje más soñado,
me sacudiste las más sórdidas tristezas,
y respondiste cada vez que te he llamado.

Cerati, Gustavo

sábado, abril 18

siempre hay una primera vez

Nunca me había atrevido a escribir borracha. No sé porqué. No se me juzgué de moralina. Mi alcoholismo no me avergüenza (como erróneamente cree mi profe). Tal vez nunca había tenido una computadora a la mano.
Hoy se celebró la segunda boda que quería evitar. La primera fue hace dos semanas. Se casaba el hermano de Ale y ahora se casó un amigo de Arturo. Yo decidí no ir a la boda. ¿cómo pa´que? mejor me quedé sola en casa, a beberme un six de pacífico con mi perra, pedí una pizza y a escuchar rolas de Buki y Vicente Fernández.
Creo que los hombres apestan. Decidí darle otra oportunidad a Da, me equivoqué.
Lo que más deseo es que nada de esto me importe: ni las calorías de la pizza y la chela juntas, tanta inactividad, las rolas de José José, que esté tan lejos, que me sienta de nuevo en ningún lugar, que haga tanto calor, que la vida me parezca aburrida, que desee las drogas, que no pueda fumar en mi casa.
Pero algo, lo más importante quizá, es que no dejo de pensar que allá afuera hay miles de personas pero, al final, todo se reduce a una.

domingo, abril 12

Dicen que cuando te toca aunque te quites y cuando no aunque te pongas

simaAsí parece funcionar el universo.
Siempre he creído que todos tenemos nos movemos en una de esas bolas doradas y gigantes de donde sacan los números de la lotería nacional. A veces te toca salir premiado pero otras te quedas adentro, esperando a que te saquen.
Pues estoy adentro desde el concierto del día de las flores. Esa noche, mientras corría atrás de Leonardo de Lozanne, me di cuenta que Da no es para mí -demasiado ñoño, fresa, sobrio-. Y se los juro, me sentí muy mal. Ya en medio de la multitud, me olvidé de todo para dedicarme a brincar y a llamarle a Leooooo y Arni cantándoles canciones de Kinky. De tanda emoción me torcí terriblemente un tobillo, con el que estuve batallando toda la noche. Mi plan se arruinó aún más cuando me topé al Adrián. Discutimos. Creo que nunca volveremos a dirigirnos la palabra. Ale perdió su camión al DF y dormí sólo un par de horas esa noche.
Regresé a mi casa sólo para continuar mi racha perdedora. Me quemé el pelo en una carne asada a donde sólo fuimos cuatro personas. Me puse borracha ese día, como la loca que soy. El jueves me quemé la mano con un cerillo y ayer (que horror! todo tiene que ver con el fuego que arde en mis adentros) la licuadora de mi casa ocasionó un pequeño incendio. Estoy entre las cenizas.
Hoy le pegué a mi auto. Le embarré la corteza de un árbol a una de las puertas-perdóname GreenPeace-.

Ahora sólo quisiera un cigarrillo y caminar a ningún lugar pero no sé, el universo conspira en mi contra. Tal vez hoy por la noche cae sobre mi recámara el motor de un avión, como en Donnie Darko, y entonces aprendo la filosofía de viajar por el tiempo...

domingo, abril 5

queria que esta entrada se llamara crepúsculo, pero después pensé que eso ya está muy trillado

En realidad sé poco de ti, aunque te conozca de años.
Me apeteces de modesto a vanidoso. Lento para enojarte pero implacable ante la traición. Amante de la adrenalina y de los nítidos momentos. Y yo que siempre borro mis recuerdos, que me esfuerzo en hacerlos poco claros. No me imagino ver nada desde tus ojos.
Anoche es una de mis palabras favoritas. Anoche me dijiste que no me imaginabas de novia. Yo tampoco me imagino. Ya debes saber que prendo cigarros con el mismo fuego del incendio que me consume.
Quisiera decirte tantas cosas, contarte el tiempo que te esperé, dibujar mi mano sobre tu mano para que la lleves contigo, sembrar tus huertos con mis letras. Pero, ¿cómo explicarte que no tú eres uno más? ¿cómo si el amanecer se nos acerca?